La cara vulnerable de la Patagonia




Lic. Emilia Guzzetti 

En el 2015 un de los últimos estudios realizados,  en la Jornada de Salud Mental llevada a cabo en Chubut, colocaría  a la Patagonia, como  la región con mayor cantidad de suicidios.  El índice de suicidios es alarmante en esta parte del país y anteriormente la localidad de Las Heras (Santa Cruz) estuvo bajo estudio de la UNESCO y mereció un informe de Unicef como alerta por el suicidio de jóvenes en la Patagonia.

Se exhibió en la primera Jornada de Salud Mental (Suicidio, adicciones y violencia) realizadas en la Patagonia, una realidad preocupante para esta parte del país, al correr el velo sobre una estadística que los gobiernos mantienen bajo reserva, como es el índice de suicidios en la sociedad y peor aún la gran incidencia que hay entre jóvenes y hasta niños.

Tal como lo resaltó en nuestro país los adolescentes y jóvenes son el mayor grupo de riesgo y el mayor crecimiento se dio entre 1997 y 2007. En Patagonia cada 100 mil habitantes, en el 2005 la tasa fue de un 57,96% (varones entre 20 y 24 años). En cuanto a adolescentes (15 a 19 años), cada 100 mil de ellos en el año 2002 en Patagonia fue del 34% 

El suicidio en la Patagonia es un fenómeno social que ningún gobierno nacional y/o provincial se ha ocupado de desentrañar y mucho menos, tratar. Excepto por el esfuerzo de algunas asociaciones civiles, no gubernamentales y entidades internacional, los gobiernos no poseen estadísticas confiables, no articulan política públicas al respecto ni se trabaja sobre la prevención y las causas; se debería  estar sustentado un verdadero y serio programa de políticas en este sentido. 

La soledad y la melancolía de la Patagonia tendrían incidencia  en el aumento de la tasa de suicidios en la región. Como así también, hay  datos que  fueron suministrados por la Asociación Argentina de Prevención del Suicida, en donde las principales causas de este fenómeno figuran, la sensación de aislamiento,  desarraigo y melancolía  que experimentan los habitantes patagónicos, los puso al frente en la estadística de casos de personas que deciden quitarse la vida. De hecho, se puede ejemplificar en un dato concreto esta nostalgia sureña;  cerca del aeropuerto de la ciudad de Neuquén hay un barrio que se llamado “Lejos de Buenos Aires”.

Diferentes especialistas e informes realizados sugieren que el sentimiento de desarraigo en las parejas de jóvenes migrantes que arribaron a Neuquén y ahora ven partir a sus hijos a estudiar a otras provincias, la desilusión y la lejanía de los afectos familiares se suman al viento y al frío patagónicos, donde no hay suficiente contención.

Durante el 2018 Los números marcan que en los últimos dos meses se contabilizaron alrededor de cinco suicidios por semana dentro de la provincia del Neuquén, con el agravante de que uno entre esos cinco corresponde a menores de 20 años.

Se pudo observar que la mayoría de las muertes se produjo por el uso de armas de fuego y lesiones por ahorcamiento. Además, precisó que, previo al acto suicida, en muchos casos se detectó consumo de alcohol y cocaína. 

El suicida no se ve “parte de” Se queda sin ética para él mismo, sin futuro, es decir, sin un proyecto de vida. Hay una predisposición en el suicida y la gente hipersensible la tiene mucho más. Pero existe un abordaje, que se hace desde la contención y el respeto al otro que muchas veces no se tiene.

En manera preventiva, a mediados del años pasado,  sesenta representantes de catorce municipios de la provincia  del Neuquén, se capacitaron como interventores comunitarios en prevención de conductas suicidas, en una actividad organizada por la Dirección de Salud Mental y Adicciones y la Dirección general de Municipios Saludables de la Subsecretaría de Salud.

El crecimiento de los suicidios es un fenómeno de carácter mundial. El planeta está mal, y es algo que se da en la Patagonia como en Argentina en general, en Latinoamérica, pero también en Europa y en países asiáticos.

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